Significado del Sacrificio Expiatorio como un Estatuto Perpetuo

 ¿Porque es un Estatuto perpetuo la conmemoración del Sacrificio Expiatorio?

Según Levítico 16:29-34.

Levítico 16 concluye el capítulo sobre el estatuto de la Expiación diciendo: “Y esto tendrás por estatuto perpetuó”. Esta afirmación puede parecer desconcertante a la luz del sacrificio de Jesucristo, quien, según el Nuevo Testamento, ofreció una expiación definitiva y perfecta por los pecados. ¿Por qué se habla de un estatuto perpetuo? ¿Podremos considerar perpetuó este estatuto en los actuales momentos, si la obra de Cristo de expiación ya se ha cumplido?

 

En este aspecto, el apóstol Pablo, en sus cartas, se refiere a las prácticas del Antiguo Pacto como “sombra de lo que había de venir” Colosenses 2:17; Hebreos 10:1.

 

En ese sentido, el Día de la Expiación, era una figura profética del sacrificio de Cristo. La perpetuidad del estatuto no necesariamente implica la perpetuidad del acto solemne como rito literal, sino la permanencia de lo que representa: la expiación para la reconciliación con Dios.

 

Jesús, al instituir la Cena del Señor, dijo: Hagan esto en memoria de mí.  Hasta que yo venga. Lucas 22:18-20. Con esta orden de Jesús manifestaba la perpetuidad del estatuto, pero no en la forma del antiguo sacrificio, sino en la conmemoración del único y verdadero sacrificio.

 

En este sentido, el estatuto perpetuo de Levítico 16:34, encuentra su cumplimiento y continuidad en Cristo: ya no como rito anual, sino como un recordatorio constante de la gracia que nos alcanzó, a través de su sacrificio.

Por tanto, el “estatuto perpetuo” servía como una señal profética, al cumplimiento de la expiación eterna, realizada una sola vez por el Sumo Sacerdote, Jesús. Lo que era sombra era la sustancia. Y lo que era un acto memorial, imagen de lo porvenir, se personificó vivo, en la Cena del Señor.


En general, todo lo que implicaba el sacrificio expiatorio como estatuto perpetuo, lo hizo el Señor Jesucristo. Como sumo sacerdote según la orden de Melquisedec. Como sumo sacerdote hizo la expiación una vez y para siempre, por todos los pecados de su pueblo. Y su sangre del pacto eterna fue derramada por muchos. El sábado Dios reposo de toda su obra, cuando Jesús estaba en el sepulcro, y baja a las partes más baja de la tierra. Lev 16:29-34; Lucas 22:18-20.

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